La trampa

Acerca de América (post nº5)

 

Estoy bastante cansado de ver algo que llevo odiando desde que vine a los Estados Unidos. Cosas que hacen a uno extrañar la civilizada Europa. Estoy cansado de LA TRAMPA que, por sistema, se oculta tras los precios americanos.

Cuando vas a un restaurante y ves la lista de precios, pides lo que quieres comer, lo comes y cuando vas a pagar la cuenta te das cuenta de que tienes que sumar alrededor de un 20% del valor de la misma en concepto de propina. ¿Por qué? Los que habéis estado ya en EE.UU. sabéis que aquí los camareros no tienen un sueldo fijo (al menos no a tener en cuenta), sus ingresos provienen generalmente de las propinas; es por esto, que si no dejas propina, estás haciendo un feo muy grande a una persona que te ha dado un servicio. Aún así, no sé si es adecuado que siempre sea el 20%, ya que, un camarero te sirve los platos sean los que sean, no trabaja más por pedir un plato más caro, de modo que, aunque parezca una tontería lo que digo, si lo piensas, no deberían ceñirse siempre a ese porcentaje.

Puedo entender lo de las propinas en los restaurantes y bares (por supuesto no funciona así en restaurantes de comida rápida) pero nunca llegaré a entender el problema que tienen los americanos con los impuestos, el IVA o como lo llaman aquí, los Tax.

Y es que, amigos, el 99% de veces que compréis algo en los Estados Unidos, os vais a encontrar en la caja con que el precio es mayor de lo que habíais calculado. No, vuestras matemáticas no están oxidadas, es que los americanos acostumbran a no incluir los impuestos en el precio señalizado en los productos. Además, el tax depende mucho del tipo de producto que sea, de modo que, al menos para un inexperto como yo (aunque los nativos tampoco lo consiguen), es muy difícil calcular el precio real de un producto antes de llegar a la línea de caja.

Yo soy un tipo raro, siempre me ha molestado lo de los 99,99€, los 99cent. etc. Pero puedo llegar a entender que psicológicamente resulta más barato, pero lo de no incluir los impuestos es algo que nunca he podido soportar. En casa me ha pasado muy pocas veces, como mucho en alguna página web (casi siempre asiática) pero nunca en una tienda. No sé cómo os sentiríais vosotros pero yo me siento engañado cuando veo un $3 y tengo que pagar un $3,47.

Además de la dificultad de cuadrar precios antes de ir a la caja, es el temor de saber que nunca puedes fiarte de si te están vendiendo algo con o sin impuestos y sobre todo el sentir que te están mintiendo con cada precio señalado que ves; además por culpa de esa política, a veces llegan a precios absurdos como una postal que vale un dólar y por la que tienes que pagar un dólar y diecisiete centavos; ¿qué me estás contando?